Una sentencia del TJUE permitirá a un millón de hipotecados reclamar hasta 44.000 millones a los bancos
La sentencia del Tribunal de Justicia europeo (TJUE) sobre el conflicto entre los consumidores y la banca por el IRPH, referencia alternativa al euríbor al que están sujetos miles de hipotecados en España, abre la puerta a que más de un millón de afectados puedan reclamar en los juzgados el dinero pagado de más a los que la banca no les haya aplicado el diferencial negativo con el euribor. Según cálculos de Goldman Sachs, el impacto para la banca podría ser de 44.000 millones, aunque los bancos mantienen que será mucho menor -Barclays lo rebaja a 3.600 millones- e incluso han dejado de provisionar fondos en sus cuentas por este litigio. Un portavoz de la AEB, patronal bancaria, ha declinado comentar la resolución europea.
La sentencia de la justicia europea considera que la circular del Banco de España de 1994 es «pertinente» y de ella «se desprende la necesidad de
aplicar a ese índice, dado su modo de cálculo, un diferencial negativo a fin de igualar dicho tipo de interés con el tipo de interés del mercado», señala el escrito del TJUE. Además, explica que no sirve con que esa circular se publicara en el BOE para garantizar en todos los casos que un ciudadano medio se diera por enterado de un producto tan complejo.
Tanto el Banco de España como los bancos como el Tribunal Supremo habían defendido lo contrario, que esa circular no era vinculante, pero ahora el TJUE tumba este argumento clave de los bancos y da aire a los consumidores -defendidos por el bufete Fuster Fabra Abogados y ASJ Jurídico-.
Tras la sentencia, los consumidores afectados pueden desde ya mismo reclamar a la banca «pero sólo en el caso de que no se les aplicara ese diferencial negativo que estipulaba el Banco de España en su circular y que ahora sí es ya definitivo y aceptado como válido», explican fuentes jurídicas.
Supremo
Sin embargo, no todo está perdido para la banca. Aunque el principio de leal cooperación entre instituciones europeas obliga al Tribunal Supremo a interpretar este tema como ha dicho el TJUE, los consumidores temen que la fortaleza de la banca doble el pulso al Supremo y acabe salvando a los bancos con alguna interpretación nueva.
En la práctica, lo que ha dicho el TJUE es que los magistrados españoles que juzguen estas reclamaciones deben decidir sobre si los ciudadanos han tenido una información adecuada sobre el producto y no se les ha ocultado nada. Serán los jueces quienes tengan que dilucidar si el banco informó bien o no al consumidor, y si dictamina en contra de la banca el caso acabará con toda seguridad de nuevo en el Supremo.
Y es ahí donde los consumidores temen el poder y la influencia de la banca para que el Supremo pueda encontrar un resquicio que salve a los bancos. «Son muy poderosos y hay mucho dinero en juego», explican.
El IRPH ha sido objeto de controversia durante años. Utilizado por las cajas de ahorros y bancos españoles para la comercialización de hipotecas, este índice ha dado lugar a préstamos hipotecarios que, en promedio, resultaban el doble de caros que una hipoteca referenciada al euribor. Este desequilibrio se debe a que las entidades bancarias no aplicaron un coeficiente corrector del índice IRPH que permita equipararlo al resto de índices de referencia existentes en el mercado de las hipotecas.